lunes, 20 de abril de 2015

Actividad 2.1


Reflexión sobre las dificultades de la relación entre familia y escuela
1. Cambios en la familia y en la escuela
1.1. Cambios en la familia (relacionados con los cambios en la sociedad)
a. Mayor individualismo
b. Relaciones más democráticas, menos autoritarias
c. Ausencia de modelos o ejemplos: cada generación tiene un contexto, unos problemas y retos distintos de la anterior, por lo que aquello que funcionó con nosotros no tiene por qué funcionar con nuestros hijos.
1.2. Tipos de familia. Establecer tipologías --> definir un criterio de clasificación

La familia al igual que la escuela siguen siendo el centro de partida de educación de la sociedad. Principalmente la familia es el núcleo de educación. La historia de la educación de la familia ha estado en relación con el cambio dinámico desde su origen, debido a que la educación se incultura, ya que la educación familiar ha estado en todas las culturas de una u otra forma. En la actualidad tenemos una circunstancia positiva en la sociedad europea que favorece a la familia en su papel de educadora en cooperación con la escuela.
La familia continua siendo el punto fundamental de educación de la sociedad, en la figura que ella representa biológicamente a los humanos, y en su espacio se da lugar a la identificación con el grupo social. La familia es una figura de cultura y humana, en cuanto a figura indica a las sociedades y a las personas, debido a que integra actividades universales: procrear y criar a los hijos, y unas acciones cambiantes: económicas, culturales, políticas, religiosas, educativas, de sanidad, protección de niños.

Las principales funciones educativas que la familia realiza son:
- Atender y satisfacer las necesidades básicas de sus hijos, como lo son la salud, afecto y seguridad.
- Transmitir a las nuevas generaciones lenguas y diferentes formas para la comunicación, conocimiento de costumbres, sentimientos, normas de comportamiento y de relación con los demás, y expectativas para el futuro.
- Educar para la vida: se basa en formar a los miembros de la familia de tal forma que sean capaces de formarse de forma productiva como personas, y como ciudadanos de una sociedad, en el recorrido de la vida.
Todos ellos son elementos importantes que relacionan a la familia con la sociedad a la que pertenece.
La familia educa, o no por inmersión (intrínsecamente) o, como dice, Jean Lacroix, “la educación es ante todo atmosférica” (Lacroix, 1993), es decir, la familia intrínsecamente educa a los hijos, por ejemplo, la cultura que se vive en las familias de los gitanos y los payos, ya que no es la misma.
En las familias se están dando transformaciones hasta hoy en día, las cuales nos señalan que el concepto  de familia permanece, pero la estructura ha cambiado teniendo en cuenta el tiempo y a los cambios sucedidos en la sociedad. Las actividades humanas educativas se realizan dentro del círculo social, por ello el concepto familiar es muy necesario para que la persona se pueda desenvolver, debido a que en la familia se da lugar a la construcción de la personalidad y el carácter de cada miembro, además cada individuo de la misma familia tiene un carácter, y unas ideas distintas aunque sean dos hermanos.
En la actualidad existe un mayor individualismo en los miembros de la sociedad, en cuanto a que cada uno se identifica en ella de una forma distinta. No es lo mismo ser señor que ser un señoritoà la familia tradicional en la educación del núcleo familiar marca unas consignas que se centran en lo que se ha recibido de los antepasados, como son de la economía, de convivencia, de valores. A mitad del siglo xx se realiza un cambio de un modelo de educación relativamente represivo a un modelo relativamente permisivo, en el que los miembros de la sociedad necesitan tener contacto con otros seres humanos para llegar a la madurez teniendo experiencia de la vida.
En la necesidad existente entre adultos y niños, está el centro/raíz del proceso educativo, en el que los adultos necesitan al niño para continuar y asegurarse de la perduración de los logros a los que ha tenido lugar la humanidad, y por otro lado los niños necesitan de los adultos para poder  construirse como humano para integrarse y obtener una vida completa, agradable y social.
La familia a lo largo de mucho tiempo ha tenido una estructura rígida (estructura de roles familiares), en la que el padre tenía el papel principal, ya que abastecía económicamente la casa, y la madre quedaba en segundo lugar siendo la encargada de la educación de los hijos y además realizar el trabajo de ama de casa, pero en la actualidad las relaciones de las familias son más democráticas que hace unos años atrás, una de las causas es la incorporación de la mujer al trabajo, y una mayor libertad en general de ésta, ya que no depende tanto del varón además de la introducción de familias de otras culturas, homosexuales, divorciados, etc.
En la actualidad la familia está en cambio, esto se refiere a que evoluciona porque la forma de vida avanza y cambia en un mundo cambiante, y para ello hay que ayudar a los padres en cuanto a conocimientos, debido a que se encuentran desamparados ante situaciones que son novedosas:  “si bien son necesarios los cambios económicos y sociales, la sociedad actual se encuentra ante una autentica crisis de la conciencia moral que la hace más vulnerable (Gali, 1976), debido a que la familia de momento sigue siendo insustituible, el Estado debe ayudarla para que realice la función de educadora con sus hijos, y así den lugar a personas críticas, sociales, y totalmente desarrolladas en sus potencialidades personales.
Los espacios educativos para la transmisión de los valores son la familia y la escuela, pero teniendo en cuenta también la sociedadà la familia ha perdido protagonismo en cuanto a la función de educar, por el hecho de compartir esta tarea en la infancia y en la adolescencia con la escuela, pero el hogar sigue siendo irremplazable debido a la relación afectiva que hay entre padres e hijos. Muchos padres confunden instrucción con la educación, pensando que con dotar a sus hijos de la educación escolar ya está todo hecho. De está forma los padres dejan su papel de educadores en otras personas, pero los padres son los principales responsables de la educación de sus hijos, destacando su derecho/deber por encima de las otras personas que tiene el trabajo de educar a sus hijos. La educación de los niños consiste en una educación cooperativa entre la familia y la escuela, pero el papel principal lo tiene la familia, ya que es una obligación moral de los padres y un derecho del hijo en cuanto a su ser persona, también los padres son libres para elegir a los “educadores subsidiarios” de sus hijos.
Hay tres modelos pedagógicos de familia: tradicional, nuclear y postnuclear. En la familia tradicional coexistían dos objetivos: reproducción y producción. Los vínculos generalmente no se formaban por libre elección lo que aseguraba la estabilidad de la familia, después la familia comienza un periodo de cambio que dará lugar a la familia nuclear, donde conviven padres e hijos, y los vínculos son de libre elección, así existe mayor bienestar, pero la familia evoluciona todavía más al producirse el distanciamiento de los hijos que forman nuevas familias. Dentro de estos tres modelos hay familias monoparentales, reconstituidas, numerosas, no numerosas, etc, y dentro de todas ellas existe un grado de control: familias autoritarias, donde la autoridad la tiene el padre, familias anárquicas en las que cada individuo es libre, y familias democráticas donde las decisiones se toman en consenso.
Es cierto que existen distintos tipos de familias de acuerdo a qué tipos de familiares la componen o su orientación sexual: monoparentales, de homosexuales, etc. Pero, a pesar del aumento visible de este tipo de familias, no se debe dejar de tener en cuenta que más del 90% de las familias son convencionales (Meil, 2006).

En el mundo que vivimos ahora hay una serie de consignas que es muy probable que se desarrollen a lo largo de los próximos años:
- la consolidación del modelos familiar creado por la pareja y pocos hijos
- aumento de las familias monoparentales
- desarrollo de la cohabitación como forma de vida familiar
- desarrollo de formas no familiares de relaciones de pareja
- freno en las tasas actuales de la fecundidad
En las escuelas la presencia de personas favorables a la familia en los que se forman sus hijos en cultura y se transmite la educación suele ser escasa (Buttiglione, 200).
Las relaciones entre el Consejo Escolar y el AMPA  buenas o malas, existentes o inexistentes, fuertes o débiles. Las relaciones entre maestros/as y padres y madres tienen implicaciones en los (desiguales) resultados académicos del alumnado (Avvisati et al., 2009; Henderson y Berla, 1994; Marschall, 2006; Van Voorhis et al., 2013). Para decirlo en palabras de Apple y Beane, “la participación significativa de los padres forma parte de casi cualquier escuela con éxito”. Esta óptica que vincula de forma importante cómo son las relaciones entre docentes y padres y los (desiguales) resultados escolares nace, según Lynch y Pimlott (1980), después de los informes críticos sobre los sistemas educativos de distintos países europeos como el de Bourdieu y Passeron en Francia y el de Plowden en Inglaterra, y del clásico análisis de James Coleman en EEUU. En todos ellos, se observa el bagaje socioeconómico familiar y las actitudes de los padres hacia la escuela como elementos clave que explicaban los desiguales resultados en la escuela. Aquí se refleja de forma clara lo que piensa Bordieu: en las desigualdades tienen mucha vinculación los procesos culturales, ya que unos niños progresan mejor que otros, los avances escolares son influidos por el ambiente familiar y además las clases dominantes dotan a sus hijos de un capital cultural que facilita el éxito, diferenciándose así quien es el “buen alumno” del “mal alumno”, por ejemplo, los gitanos y los payos. Los gitanos tienen una educación peor debido a su cultura.
curiosamente, muchas de las lecturas que se realizaron, y que todavía se hacen a menudo de estas investigaciones (familia-escuela y los resultados), no destacan la necesidad de innovar en la “cultura profunda” de la escuela (Viñao, 2011), o en lo que Tyack y Cuban (1995) llaman la “gramática escolar”, para conseguir mejores vínculos con las familias, sino que más bien, como denunció Bernstein (1970), se quiso entender que las familias que no eran de clase media, blanca y del país tenían unos “hándicaps culturales”, unos “problemas o dificultades” inherentes a su posición de clase trabajadora o de inmigrantes, que daba lugar a que sus hijos/as accedieran a la escuela sin los conocimientos, las habilidades y las competencias necesarias para triunfar en ella.
Debido a, nuestro modelo constitucional, continuando con la tradición jurídica occidental, da lugar a  la participación de los padres como progenitores y no como ciudadanos, por ello hoy en día aceptamos que sean los padres quienes sean los responsables de la educación de sus hijos en lo referente a la elección de centro y a la implicación dentro de el mismo. Sin embargo, es un tema que se ha resuelto en este sentido no sin intensas discusiones.
Según Feito existen dos formas de entender la participación de los padres en las escuelas: Una es la individual, según la cual los padres asisten a la escuela para generalmente escuchar al profesor, hablarle de su hijo y, ocasionalmente, hacer alguna propuesta. Una segunda manera de participar, que incluye a la primera, es decidir los asuntos generales del centro escolar que contiene desde la elaboración democrática de las normas de convivencia a la aprobación de la programación general anual.
Los grupos conservadores y la mayoría de los profesores están de acuerdo con el primer tipo de participación, incluso excluyen la segunda forma de ésta. Los grupos progresistas y una parte del sector más innovador del profesorado se muestran inclinados por ambos tipos de participación.

La constatación de que en el proyecto educativo de las escuelas no hay una cultura colaborativa de cooperación entre las familias, la escuela y la apertura a la comunidad, plantea acciones dirigidas a conseguir la mejora de este objetivo. Crear un proyecto común sensible, democrático y abierto a las diversas realidades que incumben a las familias y que tenga en cuenta sus aportaciones como un recurso. Donde tengan lugar las diferentes realidades que forman el contexto familiar y entorno cercano del centro de educación. Como bien dice Arnaiz (1999) “no hay que usar a las familias como mano de obra barata sino como colaboradores y participantes activos en la educación y desarrollo de sus propios hijos”. Crear espacios donde las familias y los profesionales puedan comunicar y analizar las propias necesidades. Compartir con estas un criterio educativo común orientado a conocer mejor a sus hijos para ofrecerles una respuesta educativa coherente y adecuada a sus necesidades, ofreciéndoles las mejores oportunidades para ayudarlos en el desarrollo.



Bibliografía APA
Collet Sabé, J., Besalú, X., Feu, J., Tort, A. (2014). Escuelas, familias y resultados académicos. Un nuevo modelo de análisis de  las relaciones entre docentes y progenitores para el évito de todo el alumnado. Profesorado: revista de currículum y formación del profesorado, 18(2). Recuperado de http://www.ugr.es/~recfpro/rev182ART1.pdf
Mir Pozo, M. L., Fernández Perelló, V., Llompart Llompart, S.- Oliver Torres, M.Mar., Soler Simonet, M. I., Riquelme Costa, A. (2012). La interacción escuela–familia: algunas claves para repensar la formación del profesorado de Educación Infantil. REIFOP, 15(3). Recuperado de  http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4616332
Parada Navas, J. (2010). La educación familiar en la familia del pasado, presente y futuro. Educatio Siglo XXI, 28(1). Recuperado de http://revistas.um.es/educatio/article/view/109711/104401

Feito, R. (2010). Familias y escuela. Las razones de un desencuentro. Educación y Futuro, 22. 

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