Reflexión sobre las dificultades de
la relación entre familia y escuela
1. Cambios en la
familia y en la escuela
1.1. Cambios en la
familia (relacionados con los cambios en la sociedad)
a. Mayor
individualismo
b. Relaciones más
democráticas, menos autoritarias
c. Ausencia de
modelos o ejemplos: cada generación tiene un contexto, unos problemas y retos
distintos de la anterior, por lo que aquello que funcionó con nosotros no tiene
por qué funcionar con nuestros hijos.
1.2. Tipos de
familia. Establecer tipologías --> definir un criterio de clasificación
La
familia al igual que la escuela siguen siendo el centro de partida de educación
de la sociedad. Principalmente la familia es el núcleo de educación. La
historia de la educación de la familia ha estado en relación con el cambio dinámico
desde su origen, debido a que la educación se incultura, ya que la educación
familiar ha estado en todas las culturas de una u otra forma. En la actualidad
tenemos una circunstancia positiva en la sociedad europea que favorece a la familia
en su papel de educadora en cooperación con la escuela.
La
familia continua siendo el punto fundamental de educación de la sociedad, en la
figura que ella representa biológicamente a los humanos, y en su espacio se da
lugar a la identificación con el grupo social. La familia es una figura de
cultura y humana, en cuanto a figura indica a las sociedades y a las personas,
debido a que integra actividades universales: procrear y criar a los hijos, y unas
acciones cambiantes: económicas, culturales, políticas, religiosas, educativas,
de sanidad, protección de niños.
Las
principales funciones educativas que la familia realiza son:
- Atender
y satisfacer las necesidades básicas de sus hijos, como lo son la salud, afecto
y seguridad.
-
Transmitir a las nuevas generaciones lenguas y diferentes formas para la
comunicación, conocimiento de costumbres, sentimientos, normas de
comportamiento y de relación con los demás, y expectativas para el futuro.
-
Educar para la vida: se basa en formar a los miembros de la familia de tal
forma que sean capaces de formarse de forma productiva como personas, y como
ciudadanos de una sociedad, en el recorrido de la vida.
Todos
ellos son elementos importantes que relacionan a la familia con la sociedad a
la que pertenece.
La
familia educa, o no por inmersión (intrínsecamente) o, como dice, Jean Lacroix,
“la educación es ante todo atmosférica” (Lacroix, 1993), es decir, la familia intrínsecamente
educa a los hijos, por ejemplo, la cultura que se vive en las familias de los
gitanos y los payos, ya que no es la misma.
En
las familias se están dando transformaciones hasta hoy en día, las cuales nos
señalan que el concepto de familia
permanece, pero la estructura ha cambiado teniendo en cuenta el tiempo y a los
cambios sucedidos en la sociedad. Las actividades humanas educativas se
realizan dentro del círculo social, por ello el concepto familiar es muy
necesario para que la persona se pueda desenvolver, debido a que en la familia
se da lugar a la construcción de la personalidad y el carácter de cada miembro,
además cada individuo de la misma familia tiene un carácter, y unas ideas
distintas aunque sean dos hermanos.
En
la actualidad existe un mayor individualismo en los miembros de la sociedad, en
cuanto a que cada uno se identifica en ella de una forma distinta. No es lo
mismo ser señor que ser un señoritoà la familia tradicional en la educación del núcleo
familiar marca unas consignas que se centran en lo que se ha recibido de los
antepasados, como son de la economía, de convivencia, de valores. A mitad
del siglo xx se realiza un cambio de un modelo de educación relativamente
represivo a un modelo relativamente permisivo, en el que los miembros de la
sociedad necesitan tener contacto con otros seres humanos para llegar a la
madurez teniendo experiencia de la vida.
En
la necesidad existente entre adultos y niños, está el centro/raíz del proceso
educativo, en el que los adultos necesitan al niño para continuar y asegurarse
de la perduración de los logros a los que ha tenido lugar la humanidad, y por
otro lado los niños necesitan de los adultos para poder construirse como humano para integrarse y
obtener una vida completa, agradable y social.
La
familia a lo largo de mucho tiempo ha tenido una estructura rígida (estructura
de roles familiares), en la que el padre tenía el papel principal, ya que
abastecía económicamente la casa, y la madre quedaba en segundo lugar siendo la
encargada de la educación de los hijos y además realizar el trabajo de ama de
casa, pero en la actualidad las relaciones de las familias son más democráticas
que hace unos años atrás, una de las causas es la incorporación de la mujer al
trabajo, y una mayor libertad en general de ésta, ya que no depende tanto del
varón además de la introducción de familias de otras culturas, homosexuales, divorciados,
etc.
En
la actualidad la familia está en cambio, esto se refiere a que evoluciona
porque la forma de vida avanza y cambia en un mundo cambiante, y para ello hay
que ayudar a los padres en cuanto a conocimientos, debido a que se encuentran
desamparados ante situaciones que son novedosas: “si bien son necesarios los cambios económicos
y sociales, la sociedad actual se encuentra ante una autentica crisis de la
conciencia moral que la hace más vulnerable (Gali, 1976), debido a que la
familia de momento sigue siendo insustituible, el Estado debe ayudarla para que
realice la función de educadora con sus hijos, y así den lugar a personas
críticas, sociales, y totalmente desarrolladas en sus potencialidades
personales.
Los
espacios educativos para la transmisión de los valores son la familia y la
escuela, pero teniendo en cuenta también la sociedadà la familia ha perdido protagonismo
en cuanto a la función de educar, por el hecho de compartir esta tarea en la
infancia y en la adolescencia con la escuela, pero el hogar sigue siendo
irremplazable debido a la relación afectiva que hay entre padres e hijos.
Muchos padres confunden instrucción con la educación, pensando que con dotar a
sus hijos de la educación escolar ya está todo hecho. De está forma los padres
dejan su papel de educadores en otras personas, pero los padres son los
principales responsables de la educación de sus hijos, destacando su derecho/deber
por encima de las otras personas que tiene el trabajo de educar a sus hijos. La
educación de los niños consiste en una educación cooperativa entre la familia y
la escuela, pero el papel principal lo tiene la familia, ya que es una
obligación moral de los padres y un derecho del hijo en cuanto a su ser
persona, también los padres son libres para elegir a los “educadores
subsidiarios” de sus hijos.
Hay
tres modelos pedagógicos de familia: tradicional, nuclear y postnuclear. En la
familia tradicional coexistían dos objetivos: reproducción y producción. Los
vínculos generalmente no se formaban por libre elección lo que aseguraba la
estabilidad de la familia, después la familia comienza un periodo de cambio que
dará lugar a la familia nuclear, donde conviven padres e hijos, y los vínculos
son de libre elección, así existe mayor bienestar, pero la familia evoluciona todavía
más al producirse el distanciamiento de los hijos que forman nuevas familias. Dentro
de estos tres modelos hay familias monoparentales, reconstituidas, numerosas,
no numerosas, etc, y dentro de todas ellas existe un grado de control: familias
autoritarias, donde la autoridad la tiene el padre, familias anárquicas en las
que cada individuo es libre, y familias democráticas donde las decisiones se
toman en consenso.
Es cierto que existen distintos tipos
de familias de acuerdo a qué tipos de familiares la componen o su orientación
sexual: monoparentales, de homosexuales, etc. Pero, a pesar del aumento visible
de este tipo de familias, no se debe dejar de tener en cuenta que más del 90%
de las familias son convencionales (Meil, 2006).
En
el mundo que vivimos ahora hay una serie de consignas que es muy probable que
se desarrollen a lo largo de los próximos años:
-
la consolidación del modelos familiar creado por la pareja y pocos hijos
-
aumento de las familias monoparentales
-
desarrollo de la cohabitación como forma de vida familiar
-
desarrollo de formas no familiares de relaciones de pareja
-
freno en las tasas actuales de la fecundidad
En
las escuelas la presencia de personas favorables a la familia en los que se
forman sus hijos en cultura y se transmite la educación suele ser escasa
(Buttiglione, 200).
Las
relaciones entre el Consejo Escolar y el AMPA
buenas o malas, existentes o inexistentes, fuertes o débiles. Las
relaciones entre maestros/as y padres y madres tienen implicaciones en los (desiguales)
resultados académicos del alumnado (Avvisati et al., 2009; Henderson y Berla,
1994; Marschall, 2006; Van Voorhis et al., 2013). Para decirlo en palabras de
Apple y Beane, “la participación significativa de los padres forma parte de
casi cualquier escuela con éxito”. Esta óptica que vincula de forma importante cómo
son las relaciones entre docentes y padres y los (desiguales) resultados
escolares nace, según Lynch y Pimlott (1980), después de los informes críticos
sobre los sistemas educativos de distintos países europeos como el de Bourdieu
y Passeron en Francia y el de Plowden en Inglaterra, y del clásico análisis de
James Coleman en EEUU. En todos ellos, se observa el bagaje socioeconómico familiar
y las actitudes de los padres hacia la escuela como elementos clave que
explicaban los desiguales resultados en la escuela. Aquí se refleja de forma
clara lo que piensa Bordieu: en las desigualdades tienen mucha vinculación los
procesos culturales, ya que unos niños progresan mejor que otros, los avances
escolares son influidos por el ambiente familiar y además las clases dominantes
dotan a sus hijos de un capital cultural que facilita el éxito, diferenciándose
así quien es el “buen alumno” del “mal alumno”, por ejemplo, los gitanos y los
payos. Los gitanos tienen una educación peor debido a su cultura.
curiosamente, muchas de las
lecturas que se realizaron, y que todavía se hacen a menudo de estas
investigaciones (familia-escuela y los resultados), no destacan la necesidad de
innovar en la “cultura profunda” de la escuela (Viñao, 2011), o en lo que Tyack
y Cuban (1995) llaman la “gramática escolar”, para conseguir mejores vínculos
con las familias, sino que más bien, como denunció Bernstein (1970), se quiso
entender que las familias que no eran de clase media, blanca y del país tenían
unos “hándicaps culturales”, unos “problemas o dificultades” inherentes a su
posición de clase trabajadora o de inmigrantes, que daba lugar a que sus
hijos/as accedieran a la escuela sin los conocimientos, las habilidades y las
competencias necesarias para triunfar en ella.
Debido a, nuestro modelo constitucional, continuando
con la tradición jurídica occidental, da lugar a la participación de los padres como
progenitores y no como ciudadanos, por ello hoy en día aceptamos que sean los
padres quienes sean los responsables de la educación de sus hijos en lo
referente a la elección de centro y a la implicación dentro de el mismo. Sin
embargo, es un tema que se ha resuelto en este sentido no sin intensas
discusiones.
Según Feito existen dos formas de
entender la participación de los padres en las escuelas: Una es la individual,
según la cual los padres asisten a la escuela para generalmente escuchar al
profesor, hablarle de su hijo y, ocasionalmente, hacer alguna propuesta. Una
segunda manera de participar, que incluye a la primera, es decidir los asuntos
generales del centro escolar que contiene desde la elaboración democrática de
las normas de convivencia a la aprobación de la programación general anual.
Los grupos conservadores y la mayoría
de los profesores están de acuerdo con el primer tipo de participación, incluso
excluyen la segunda forma de ésta. Los grupos progresistas y una parte del
sector más innovador del profesorado se muestran inclinados por ambos tipos de
participación.
La constatación de que en el proyecto
educativo de las escuelas no hay una cultura colaborativa de cooperación entre
las familias, la escuela y la apertura a la comunidad, plantea acciones
dirigidas a conseguir la mejora de este objetivo. Crear un proyecto común
sensible, democrático y abierto a las diversas realidades que incumben a las
familias y que tenga en cuenta sus aportaciones como un recurso. Donde tengan
lugar las diferentes realidades que forman el contexto familiar y entorno
cercano del centro de educación. Como bien dice Arnaiz (1999) “no hay que usar
a las familias como mano de obra barata sino como colaboradores y participantes
activos en la educación y desarrollo de sus propios hijos”. Crear espacios
donde las familias y los profesionales puedan comunicar y analizar las propias necesidades. Compartir con
estas un criterio educativo común orientado a conocer mejor a sus hijos para
ofrecerles una respuesta educativa coherente y adecuada a sus necesidades,
ofreciéndoles las mejores oportunidades para ayudarlos en el desarrollo.
Bibliografía APA
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